jueves, 13 de julio de 2017

Día 32 - 100 Días de Favor (Joseph Prince)

En este devocional Joseph Prince nos enseña de que manera debemos reaccionar cuando las cosas se ponen feas.


DÍA 32
¿Cuál es tu reacción a la voz de la acusación?

Versículo de Hoy
Con justicia serás adornada; estarás lejos de opresión, porque no temerás, y de temor, porque no se acercará a ti.
- Isaías 54:14

Es importante que seas establecido en la justicia de Cristo, porque eso determinará cómo reaccionarás a la voz de la acusación cuando estés creyendo en Dios por cosas grandes, y confiando en Él para tener tus oraciones respondidas.

Creer correctamente siempre nos lleva a vivir correctamente.

"¿Quién piensas que eres?"

"¿No recuerdas cómo le gritaste a tu esposa esta mañana? ¿Por qué Dios te va a favorecer en tu presentación tan importante hoy en la oficina?"

"Recuerda cómo perdiste la calma con facilidad cuando estabas conduciendo. ¿Cómo puedes tener la osadía de esperar que las cosas buenas te sucedan?"

"¿Te dices cristiano? ¿Cuándo fue la última vez que leíste tu Biblia? ¿Qué has hecho para Dios? ¿Por qué Dios sanaría a tu hijo?

¿Acusaciones de este tipo te parecen tremendamente familiares? Ahora, la manera en que reaccionas a esa voz de acusación demostrará lo que realmente crees. Esa es la prueba de fuego de lo que crees. ¡Y es aquí dónde las cosas se estrechan! Alguien podría pensar: Sí, tienes razón. Yo no lo merezco. ¿Cómo puedo esperar el favor de Dios en mi presentación en la oficina cuando fui tan duro con mi esposa esta mañana? Esta es la reacción de alguien que cree que necesita conquistar su propia justicia y su lugar de aceptación ante Dios. Este individuo cree que puede esperar el bien de Dios sólo cuando su conducta es buena y su propia lista de requisitos auto-impuestos se cumple totalmente.

Probablemente él entrará en la oficina como un huracán, aún hirviendo de rabia contra su esposa. Y lo que es peor, se siente cortado de la presencia de Jesús a causa de su rabia y crees que no está calificado para pedir el favor de Dios para su presentación. Él entra en la sala del Directorio desganado y desorganizado. Se olvida de los puntos principales y se mueve en los papeles, haciendo que la empresa pierda esa cuenta importante. Sus patrones quedan decepcionados con él y lo reprenden severamente. Frustrado y avergonzado, él conduce a casa como un loco, tocando la bocina a cada coche que no se mueve en el instante en que las señales de tránsito se vuelven verdes. Al llegar a casa, está aún más irritado con su esposa, porque él la culpa por dejarlo de pésimo humor de mañana, por la pésima presentación y ¡por la pérdida de la cuenta más importante! ¡Y todo por culpa DE ELLA!

Ahora, mira la diferencia si esa persona piensa: Sí, tienes razón. No merezco tener el favor de Dios en absoluto, porque perdí la calma con mi esposa esta mañana. ¿Pero sabes una cosa? No estoy mirando lo que merezco. Estoy mirando lo que Jesús merece. En este mismo instante, Jesús, te doy gracias porque Tú me ves perfectamente justo. A causa de la cruz y de tu sacrificio perfecto, puedo esperar el favor inmerecido de Dios en mi presentación. Cada una de mis faltas, incluso el tono de voz que usé esta mañana, están cubiertas por tu justicia. Puedo esperar el bien no porque yo sea bueno, sino porque tú eres bueno. ¡Amén!

¿Estás viendo qué diferencia impresionante? Esta persona está afirmada en la justicia de Jesús y no en sus propias buenas acciones o en su buen comportamiento. Va a trabajar dependiendo del favor inmerecido de Jesús, y sale extremadamente bien en la presentación y garantiza una cuenta importante para su empresa. Sus jefes quedan impresionados por su rendimiento y anotan su nombre para la próxima serie de promociones. Regresa a casa en paz y alegría, sintiendo el amor y el favor del Padre. En consecuencia, es más paciente con los otros conductores.

Ahora, ¿eso significa que el individuo barre todas sus faltas debajo de la alfombra y finge que nunca sucedieron? ¡De ninguna manera! Este hombre, lleno de la conciencia de que el Señor está con él, encontrará fuerza en Cristo para pedir perdón a su esposa por el tono con que habló con ella. Como puedes ver, un corazón que fue tocado por el favor inmerecido no puede agarrarse de la falta de perdón, la ira y la amargura. ¿Cuál de los relatos anteriores demuestra verdadera santidad? Por supuesto que el segundo. Depender del favor, de Dios resulta en una vida de santidad práctica. ¡Creer correctamente siempre nos lleva a vivir correctamente!

Oración de hoy
Padre, me establezco en la justicia de Cristo, para poder reaccionar con gracia cuando las cosas se vuelvan feas. Aun cuando sé que fallé decido verme como tú me ves; en la justicia de Jesús, y espero que tu favor inmerecido trabaje por mí a pesar de mis fallas. Gracias por el don de la justicia que hace que reine sobre todo en mi vida.

Pensamiento de hoy
Depender del favor de Dios y experimentarlo lleva a la santidad práctica.


Tomado del libro 100 días de favor de Joseph Prince

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